A la mayoría de las personas no les anima el “espíritu navideño”, sino todo lo contrario.
A nosotros los adultos, la Navidad nos coge fuera de temporada, ya que estas fechas solo las disfrutábamos de verdad cuando éramos niños.
Ahora nos vemos envueltos en la tarea de sublimar ese espejismo inalcanzable que llamamos felicidad.
Sin duda facilita este camino, la ingesta salvaje de toda clase de productos navideños con los que nos bombardean continuamente, sin posibilidad alguna de encontrar refugio.
Difícilmente vamos a ser capaces de ignorar tanto mensaje publicitario o las promociones de los grandes almacenes y nos vemos en la situación de tener que combatir contra una extraña necesidad de feroz consumo, de gastar mas como sea. Con todo lo que eso conlleva.
Sin duda alguna, con la que está cayendo, vamos a tener que ajustar a peor nuestro presupuesto en calidad de vida, para los dos o tres meses siguientes.
La pregunta es: ¿ vale la pena ese esfuerzo hipócrita, por mantener un ambiente de felicidad prefabricada por las multinacionales para vaciarnos los bolsillos?
En estas fechas les interesa convertirnos en ciudadanos sin criterio para decidir las compras y lo que es peor sin cerebro
Si hurgamos bajo los rostros sonrientes de la Navidad, encontraremos penas calladas, agresividad, miedo, hostilidad, etc.
Dramas comunes que se acentúan hasta la nausea en el marco de felicidad convenida que envuelve estas fiestas.
A pesar de todo,
OS DESEO SINCERAMENTE FELICIDAD.
1 comentario:
Triste, pero cierto.
A pesar de todo, también me uno a los deseos de una Feliz Navidad.
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