sábado, 28 de noviembre de 2009

Los inmigrantes necesitarían escuchar, que los necesitamos, y que estamos dispuestos a aprender a vivir en la diversidad.


Muchas personas, de diversas nacionalidades, se mueven en el mundo por un sueño incontestable: la necesidad y el sentimiento intransferible de saberse vivos y dueños de su propio destino. ¿Hasta cuando vamos a seguir creyendo que el pasaporte es el documento en el que reside y se autoriza la libertad del hombre?

David Rodríguez Seoane






“La libertad no existe”, dijo en una ocasión el escritor mexicano Carlos Fuentes. “Solo existe la búsqueda de la libertad, y esa búsqueda es la que nos hace libres"



Con el fin de afrontar la relación emigrante – delincuencia, con objetividad. Habría que empezar diciendo que, en términos generales, los inmigrantes son personas honradas que vienen a trabajar, que están creando riqueza y haciendo posible un desarrollo tan espectacular como el vivido recientemente en nuestro país.

También han sido una oportunidad de enriquecimiento para muchos.

Otra cosa es que haya grupos de extranjeros que se dediquen a actuar como una mafia No podemos establecer una vinculación, entre un emigrante que viene a trabajar y un extranjero organizado, que viene a delinquir y ha crear negocios ilegales para regresar a su país ricos y con poder.
La emigración vino a España para quedarse.

Pienso que el Gobierno hizo bien con lo de la regularización, porque regularizar a la gente es una forma de convertirles en CIUDADANOS. Aquí hay personas que piensa que los inmigrantes tienen que venir a callarse y trabajar.
Los inmigrantes vienen a trabajar,se ponen malos,tienen que llevar a sus hijos al colegio,tienen que coger el transporte.Deben trabajar en condiciones humanas y civilizadas. Regularizarles es convertirlos en CIUDADANOS.

Han sido fuerza de trabajo fundamental, barata y decisiva para el desarrollo de nuestro país.
Hoy, a causa de la crisis, los consideramos como una especie de competencia “ilegítima” a la hora de acceder a la oportunidad de un puesto de trabajo.
Se está favoreciendo el discurso que dice:
“hasta que no tengan trabajo todos los españoles, que no trabaje nadie que no sea español” (de origen, por supuesto)
Los sectores mas conservadores, tratan de plantearnos una sociedad dividida en “castas”, formada por ciudadanos de primera (los españoles) y ciudadanos de segunda,(los inmigrantes y sus hijos, aunque hayan nacido en España).
Metidos en plena crisis, los inmigrantes ya no son bien vistos. Si ya eran de por sí, un grupo vulnerable, esta nueva situación económica los ha hecho más débiles. Muchos han perdido sus trabajos, tienen que acudir a los recursos sociales para sobrevivir y sufren agresiones racistas y actitudes xenófobas.
La sociedad civil hemos de exigir que haya un compromiso, más aún en estos tiempos de crisis, con una política de inclusión social verdadera de quienes vienen a contribuir al crecimiento de nuestra sociedad, como lo hicieron los españoles a lo largo de la historia, en tantos países del mundo.
Nuestros padres incluidos


Un agradecimiento muy especial, para la Asociación La Casa Grande de Valencia, por su encomiable labor en la lucha contra la xenofobia y en pro de la integración y la dignidad de los inmigrantes.

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